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LA BORRICA Y EL POLLINO, INSTRUMENTOS PARA GLORIA DEL REY

“Al acercarse a Jerusalén, llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos; Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente; a la entrada encontraréis una borriquilla atada, y con ella un pollino; desatadlos y traédmelos.

Y si alguien os dice algo, decidle: «El Señor los necesita, y pronto los devolverá».

Esto ocurrió para que se cumpliera lo que había dicho el profeta: Decid a la hija de Sión: Mira que tu rey viene a ti humilde y montado en un asno, en un pollino, hijo de animal de carga.

Los discípulos fueron e hicieron como Jesús les ordenó, y trajeron la borriquilla y el pollino. Pusieron sobre ellos sus mantos, y Jesús se montó.

Muchos alfombraban el camino con sus mantos, y otros con ramas que cortaban de los árboles.

Los que iban delante y detrás gritaban: ¡Viva el hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor. ¡Viva Dios altísimo!” (Mt, 21, 1- 9)

En la tarea de la evangelización y en la propagación del Reino de Dios se hace necesario pensar en el aumento de vocaciones Sacerdotales y Religiosas para hacer frente a la gran necesidad pastoral que el mundo exige; el evangelista  San Mateo nos narra la entrada triunfante de Jesús a Jerusalén en la que enmarca dos curiosas figuras: el pollino y su madre la borrica.

Este relato bíblico me  hace meditar de alguna manera el proceso que el Señor hace con sus elegidos, ellos se encuentran atados a la familia, al mundo, a los amigos… etc., y Jesús manda a sus discípulos (representados en los Sacerdotes, Religiosas o laicos) a desatar el borrico, es decir que los envía para detectar quien es idóneo para el seguimiento radical de Cristo y llevarlos a El, lo curioso es que no sólo desata al pollino, sino que a su vez a la borrica (su madre); lo que da a entender que cuando el Señor llama a la Vocación Sacerdotal o Religiosa no sólo necesita a un miembro de la familia, sino que El ya tiene un proyecto para toda la familia.

Jesús necesitó el pollino para que fuera glorificado, pero quiso desatar también a la burra para que fuera testigo de aquel acto tan importante y presenciara cuando la multitud alababa y glorificaba al Rey que  entraba triunfante  a aquella ciudad transportado por su pequeño borrico. He ahí la grandeza de Dios! De los pequeños hace obras grandes, por eso Jesús lo dijo en otro momento: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños”(Lc 10, 22).

Jesús no  busca a las personas más capaces de la tierra para darse a conocer, sino a las más pequeñas, pues sólo estas poseen la única sabiduría que tiene valor: la humildad; a veces creemos que los sencillos y humildes no tienen capacidad para un ministerio sacerdotal o una consagración religiosa y ocurre que son los predilectos y más idóneos para esta misión…

¡Qué honor para una madre, padre o pariente ver que Jesús está siendo glorificado gracias al trabajo evangelizador de su hijo!. ¡Qué satisfacción para una familia saber que muchos conocerán a Cristo por los labios de uno de sus miembros!… !Qué alegría reconocer que somos simples instrumentos de la gracia de Dios!. Por su puesto que el centro de atención en el evangelio no es el pollino, ni la burra, es Cristo Jesús, así también ha de ser la actitud del Elegido: hacer que la multitud no note su presencia, si no la misma presencia del Rey del Universo Jesucristo, como lo hizo Juan el bautista “conviene que El crezca y que yo mengue” – (Juan 3,30).

 Jesús dice a los enviados: -Si alguien pregunta por los animales respondan: EL SEÑOR LOS NECESITA-, que frase tan hermosa, así es, cuando lleguen los materialistas a tratar de obstruir el camino vocacional de un joven con pretextos como: “¿ de qué vas a vivir ? ” “¿quién sostendrá a tus Padres?” “no desperdicies tu vida” “estás loco” “piénsalo” entre otros cuestionamientos, ya hay una respuesta para darles: EL SEÑOR LOS NECESITA. Si ! los necesita para que vayan de pueblo en pueblo y lo lleven a quienes no lo conocen, los necesita para salvar almas, los necesita para glorificarse en ellos, los necesita para engendrar hijos en la fe, los necesita para alentar a los tristes, los necesita para sean sus manos, sus pies y su voz, los necesitan para que estén con El.

Y termina Jesús con una promesa: “los devolveré pronto”, el Señor no se queda con nada, El devuelve el ciento por uno, el que generosamente da, generosamente recibe, el que se abandona en El nunca será defraudado. La familia que ofrende a uno de sus miembro a Dios para la tarea de la evangelización pronto recibirá su paga, pronto llegarán bendiciones y gracias para el hogar, pronto sentirán la presencia de Dios en sus vidas, no les faltará lo necesario, pronto estarán todos junto a El.

Así que si te encuentras atado a las cosas del mundo, permite que los enviados te desaten y empieza la aventura más provechosa del mundo: SER PORTADOR DE JESUCRISTO Y LLEVARLO A TODOS LOS RINCONES DEL MUNDO SALVANDO ALMAS PARA EL.

 Novicia Viviana Trujillo Silva

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