En esta la solemnidad de nuestro patrono San José esposo de la santísima virgen María padre adoptivo de Jesús el Hijo de Dios, nuestra comunidad se regocija de tenerle como patrono, abogado y fiel custodio de los bienes que el Señor le confió, la sagrada familia de Nazareth y por ende nuestra congregación.
Él nunca ha desatendido nuestros ruegos y necesidades, tanto espirituales como materiales.
Demos le gracias por tan singulares bendiciones y encomendémosle una vez mas nuestra congregación religiosa, como también las vocaciones misioneras para un mejor servicio a la extensión del Reino.
La solemnidad de hoy constituye una reacción propicia para reflexionar sobre la importancia del trabajo en la existencia del hombre en la familia y en la comunidad.
Que San José, patrono universal de la Iglesia, vele sobre toda la comunidad eclesial y, dado que era hombre de paz, obtenga para la humanidad entera, especialmente para los pueblos amenazados en estas horas por la guerra, el valioso don de la codicia y de la paz.
Hna Myriam Royero m.c.